sábado, 23 de marzo de 2013

ENRIQUE IV DE CASTILLA



" El Impotente " 1425 - 1474



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ENRIQUE IV REY DE CASTILLA
Y DE LEÓN . Llamado el Impotente


Era hijo de Juan II y de María de Aragón , hermano de Isabel la Católica .
 
" Heredó el ánimo apocado y servil con el reino . Incierto y pusilánime en sus resoluciones , despreciado de sus vasallos , corrompido en sus costumbres , amigo de placeres que le negaba la naturaleza , llegó a aborrecer de todo punto los negocios , y los abandonó al capricho y antojo de sus ambiciosos privados . De aquí nacieron las discordias de la familia real , los horrores de la guerra civil y los peligros que corrió la corona de D. enrique , pero la indolencia del monarca ; hacía inútiles las lecciones de la adversidad . Mientras la corte pasaba en justas y galanteos el tiempo que se debía a los cuidados del gobierno , mientras vagaba flójamente de bosque en bosque tras la distracción y entretenimiento de la caza , los próceres se hacía cruda guerra unos a otros en la provincia y se repartían impunemente los despojos de la corona y la sustancia de los pueblos .
Daba muestras de deshacerse entre los de Castilla , la mútua sociedad de intereres que forma la república . La moneda adulterada de resultas de los privilegios concedidos indistíntamente para acuñarla y alguna vez de orden del mismo Enrique , era excluida de los tratos . Los malhechores , no ya en tímidas y fugaces cuadrillas , sino en tropas ordenadas y numerosas , se levantaban con castillos y fortalezas , desde los cuales cautivaban a los viajeros , obligaban a rescatarlos y ponían en contribución las comarcas y aún las primeras y más populosas ciudades del reino . Era general la corrupción , la venalidad , la violencia . La insensibilidad de Enrique crecía a la par de las calamidaes públicas ; y el Estado sin direccion ni gobierno , combatido por todos los vicion , infeccionado de todos los principios de disolución , caminaba hacia una ruina cierta e inevitable . En tal situación recibió Isabel los dominios de Castilla ".

ELOGIO DE LA REINA CATÓLICA DOÑA ISABEL . GREGORIO CLEMENCÍN. Tomo VI de Memorias de la Real Academia de la Historia .

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El reino cayó en la anarquía, el rey dejó de gobernar pactando como un noble más. Isabel y Fernando cosechaban más adhesiones como garantes del restablecimiento del orden.   En noviembre de 1473, Andrés Cabrera , mayordomo del rey y alcaide del alcázar de Segovia pudo organizar un acuerdo de reconciliación entre el rey y su hermana, para evitar que Juan Pacheco se hiciera con el control del tesoro del alcázar de Segovia.  Entre finales de diciembre y comienzos de enero de 1474, el rey se entrevistó con Isabel y con Fernando y aunque hubo cordialidad, no se llegó a un acuerdo de paz, en el que Isabel sería la heredera.  El rey cayó enfermo, y ante acusaciones de envenenamiento, los interlocutores se separaron.  Mientras Isabel permanecía en Segovia, el rey pasó el resto del año prácticamente en Madrid bajo la custodia de Juan Pacheco.

A Enrique se le ha achacado: impotencia, homosexualidad, y de forzar las relaciones de su esposa con otros hombres. Incluso algunas fuentes incluyen la forma en que habría dejado embarazada a la reina, mediante una precoz técnica de inseminación artificial  utilizando una cánula de oro (per cannam auream), y otras descripciones físicas que permitieron a Gregorio Marañón  realizar su Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo (Madrid 1930), que diagnosticó al rey de displasia eunucoide con reacción acromegálica , y que en la actualidad se define como una endocrinopatía , posiblemente un tumor hipofisario, manifestando litiasis renal crónica, impotencia , anomalía peneama e infertilidad , además de caracteres psico-patológicos.

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GREGORIO MARAÑÓN
Médico endocrinólogo y Humanista  Español
Marañón, desde su óptica médica, realiza un estudio de la personalidad somática y psíquica del monarca para concluir que posiblemente no padeciera una impotencia absoluta y que no cabe descartar su paternidad, si bien se trataría de un individuo afecto de una «displasia eunucoide ligada a la acromegalia y a la homosexualidad».

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ENRIQUE IV DE LA SERIE DE TV ISABEL 
También en su época se atribuyó a Enrique el ser homosexual, en la obra de su detractor Alosno de Palencia  y en poesías satíricas. Alonso de Palencia le acusa además de maurofilia ( admiración por los moros y la cultura árabe ) , que asocia a la homosexualidad. Sin embargo, Alonso de Palencia acusa también de homosexualidad a Juan II de Castilla , padre de Enrique y de la propia Isabel la Católica, y de adúltera a su madre, la reina María .  También se acusaba de homosexualidad a Álvaro de Luna y otros personajes notables de la corte, lo que hace sospechar que este tipo de acusaciones eran usuales en campañas de desprestigio. Gregorio Marañón , basándose en la obra de Alonso de Palencia  habla también de la homosexualidad de Enrique, aunque llega a la conclusión de que no está probada. 
Finalmente, tanto la "Crónica Castellana" como la de Alonso de Palencia hablan de “amantes” del rey, entre las que se cuentan Catalina de Sandoval, Guiomar de Castro  y Beatriz de Vergara. Si bien suelen añadir que los amores eran “vanos” no deja de extrañar que un rey impotente buscase amoríos que podrían ponerlo en evidencia

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ENRIQUE IV 
Juan II de Trastámara y  su hijo Enrique IV, amaron ambos como reinas, aunque la historia oficial lo disimule. Con ellos cumplióse el dicho: en Castilla, de tal palo, tal astilla.
Sus contemporáneos tildaron de sodomitas, esto es de acostarse con hombres, al igual que, por su rama aragonesa, le pasó al infante don Jaime, hijo de Jaime II, quien, por si esto fuera poco para dar que hablar a sus súbditos, renunció a la corona y se refugió en un convento. No se conocen más casos similares en esta dinastía reinante, que se prolongó hasta Juana la Loca, a quien sucedió el emperador Carlos V, perteneciente ya a la Casa de los Austrias.
Se dio la paradoja de que, a pesar de que a dos de sus miembros reinantes -Juan II y su hijo Enrique IV- les gustaba, sin duda, yacer con hombres, fue precisamente Isabel I la Católica, hija de Juan II y hermana del rey Enrique, quien con mayor esmero endureció las penas contra los sodomitas.
Álvaro de Luna era hijo bastardo de un noble aragonés. Siendo paje de la corte castellana, ascendió de tal manera que pronto llegó a ser el personaje más influyente en el rey Juan II y, por ende, en toda Castilla. Además de astuto, era un seductor nato. Su atractivo físico encandilaba tanto a hombres como a mujeres. Por si esto no fuera suficiente, se metió en el bolsillo a la reina madre, abanderando a los partidarios del monarca, en pugna constante frente a la nobleza castellana. Y, lo más importante de todo, se ganó a pulso el amor de su pupilo, el joven y débil Juan II, que al quedar huérfano, aprendió de él todo lo que un rey debía saber por aquel entonces, incluyendo los goces de la carne.
Según la Crónica de don Álvaro de Luna, cuando Juan II le señaló como compañero para dormir con él en su aposento, el escándalo fue descomunal, aunque antes ya lo habían intentado otros, como el Adelantado de Castilla Pedro Manrique, sin conseguirlo.
El rey Juan “de noche ni de día quería estar sin don Álvaro de Luna, y lo aventajaba sobre los otros, y no quería que otro alguno lo vistiese ni tratase.”
Aunque la homosexualidad del hijo y sucesor de Juan II, Enrique IV, era evidente, fue la imposibilidad de engendrar un heredero lo que, al convertirse en asunto de estado, dio al traste con su reinado. Ya de joven, el monarca gustaba rodearse de guapos mancebos. Notorios fueron los devaneos que sostuvo con Hernán Gómez de Cáceres o Juan Pacheco, marqués de Villena, que no afectaron a otros cortesanos y donceles, como Francisco Valdés o el Condestable Miguel Lucas de Iranzo, porque huyeron discretamente de la corte ante el real acoso.
 
Enrique IV se casó en primeras nupcias con Blanca de Navarra, a quien repudió por estéril, para esconder lo que en realidad era incapacidad suya para consumar con ella el acto sexual. Con su segunda esposa, Juana de Portugal, mujer de una belleza embriagadora, las cosas no sólo no cambiaron, sino que fueron a peor. Según cuentan las crónicas, sobre todo la de Alonso de Palencia, Enrique rozaba el ridículo en su afán de mostrar a sus fieles vasallos cuánto se esforzaba por complacer, sin conseguirlo, a su adorada, aunque no deseada, esposa. Se hacía azotar en las nalgas o se untaba ungüentos abrasivos en los genitales mientras intentaba cumplir con sus preceptos maritales. Incluso mandó traer de Italia a unos embaucadores que le indicaban realizar posturas coitales más propias de un artista circense. Pero todo era inútil.
Cuando, al fin, la reina Juana quedó embarazada de una niña, las facciones contrarias al rey se negaron a admitir que fuera hija legítima de Enrique IV. También corrieron la noticia de que el padre de la criatura no podía ser aquel rey impotente y sodomita, sino Beltrán de la Cueva, un valido por quien el monarca bebía los vientos y que frecuentaba los rincones más íntimos de palacio. De esta forma, Beltrán se convierte en el hombre bisagra del reino, ya que, a la fuerte relación personal que tenía con Enrique se unía la familiaridad con que era tratado por la reina. Dicho de otro modo, y como cantaban los juglares de la época, la pareja real formaba con Beltrán de la Cueva un trío de lo más compenetrado, en el que el valido repartía sus desvelos a partes iguales entre la pareja real.
 
Enrique IV acabará siendo destronado, lo que propició el ascenso al trono de su hermana Isabel la Católica, ante la negativa de la mayoría de la nobleza castellana a reconocer la legitimidad de la joven heredera, que pasará a la posteridad como Juana laBeltraneja, en alusión a su supuesta paternidad. En la Farsa de Ávila de 1464 el marqués de Villena y otros nobles contrarios aEnrique IV colocaron una estatua de madera del rey, a quien depusieron simbólicamente y ridiculizaron como maurófilo (amigo de los musulmanes) y como 'puto' (sodomita), negando su paternidad sobre la heredera al trono, y entronizando a su hermanastro, el infante Alfonso, que murió inmediatamente después en extrañas circunstancias. El mismo monarca aceptó a su hermana Isabel como legítima heredera al trono en el Pacto de los Toros de Guisando, aunque luego se retractara de haberlo hecho.


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MONASTERIO DE GUADALUPE ( CÁCERES ) .





TUMBA DE ENRIQUE IV REY DE CASTILLA Y LEÓN
 EN EL PANTEÓN REAL DEL MONASTERIO DE GUADALUPE ( CÁCERES ) .
Juan Pacheco murió en octubre de 1474, y el rey lo siguió en diciembre de 1474. A su muerte comenzó la Guerra de Sucesión Castellana entre los partidarios de Isabel y los de Juana la Beltraneja.
Enrique IV yace enterrado en el Panteón Real del Monasterio de Guadalupe , en Cáceres.

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