sábado, 2 de marzo de 2013

MAS CINE

Cine Cómico






Si retrocedemos en el tiempo, buscando los orígenes de la comedia nos encontramos con que, ya en la primera sesión de la historia del cine, realizada por los hermanos Lumière en 1895, se encuentra el primer filme cómico: “El regador regado”, que provocó las primeras risas colectivas de la historia en una sala de proyección.
Desde el filme de los Lumière hasta nuestros días, el género de humor ha sufrido grandes cambios y uno de ellos, sin duda el más importante, fue la llegada del sonoro. La aplicación del sonido al cine supuso, aparte de un cambio radical de la industria cinematográfica, el declive de la mayoría de los cómicos, cuyo humor basado en la mímica, el gesto y la imagen, no podía resistir la implantación de la palabra.
El cine de humor sufrió un giro total. Las películas que en el mudo se realizaban sin guión (principalmente las de Chaplin, Keaton y Lloyd, de las cuales presentamos una muestra en nuestros programas), pasaron a ser un proceso automático de elaboración, buscando frases graciosas y juegos de palabras, dejando el “gag” visual prácticamente en el olvido.
El género cómico es sin duda alguna el más complicado de realizar de forma aceptable para el público. Keaton escribió en cierta ocasión: “es mucho más difícil poner en marcha una película cómica de dos bobinas que un drama de cinco”. Harry Langdon contestó algo parecido cuando le preguntaron qué opinión le merecía una película de humor: “en el mundo hay pocas cosas tan trágicas como realizar filmes divertidos”.
Los años 20 se han llegado a llamar, y con toda razón, “La edad de oro del cine cómico”. En esa década, una larga lista de nombres famosos entre las que destacan figuras como: CHARLES CHAPLIN, BUSTER KEATON, HAROLD LLOYD, MACK SENNETT, HARRY LANGDON, STAN LAUREL y OLIVER HARDY, contribuyeron de forma innegable a la grandeza de la comedia.

Junto al documental, el cine cómico es el género más antiguo de toda la historia del cinematógrafo. Dado que el cine surgió a fines del siglo XIX en las barracas de feria, su primera intención fue sorprender al público con una oferta jocosa, festiva y atrayente. El modelo más conveniente para lograr ese fin era el teatro de variedades, y por ello la pantalla de aquel primer cine acogió los mismos estereotipos que ya funcionaban sobre el escenario, insistiendo en el carácter visual de aquellas humoradas propias del vodevil. Los ejemplos en este sentido no escasean y permiten una clara catalogación de las intenciones de aquel primer cine cómico: un jardinero que pierde el control de su manguera y acaba calado hasta los huesos, un conductor que hace lo que puede ante el descontrol de su vehículo, un pícaro que es vapuleado por las bañistas a quienes venía espiando, o un transeúnte que se ve comprometido en medio de una persecución policial. En todo caso, situaciones dinámicas, desbocadas, donde no escasean los equívocos y la violencia se sublima hasta perder todo matiz amenazante.
Obviamente, es aquí donde se advierte la sutil y poco firme diferencia que existe entre el cine cómico y el cine de comedia, más adelante entremezclados sin aparente contradicción. En líneas generales, el cine cómico propicia las situaciones hilarantes mediante acrobacias y convenciones visuales, y la comedia lo consigue por medio de efectos ling√ºísticos. En ambos casos, el cine practica el humorismo, provocando esa quiebra en las expectativas que, según los psicoanalistas, causa nuestra carcajada. Dicho de otro modo, lo que nos hace reír es comprobar que un personaje de quien se esperaba una determinada actuación, efectúa otra muy distinta, a veces disparatada. En el caso del cine cómico, esa actuación tendrá un carácter visual, y estará conducida por una línea dinámica. En cambio, la comedia cinematográfica hereda de sus antecedentes teatrales el juego de palabras, las réplicas y contrarréplicas que llegan a la risa mediante el ingenio de los diálogos y las situaciones.
Suele citarse El regador regado (1897) como el primer antecedente de este género que, en nuestros días, siguen practicando intérpretes como el británico Rowan Atkinson, cuyo personaje más popular, Mr. Bean, ha obtenido una merecida popularidad, sobre todo en TV. Pese a su continuidad, resulta inevitable identificar cine cómico y cine mudo, pues fue en el periodo anterior a la aparición del sonoro cuando el género alcanzó sus momentos de gloria. Entre las estrellas que triunfaron durante ese periodo figuran Buster Keaton, Harold Lloyd, Max Linder, Harry Langdon, Charles Chaplin “Charlot” y Laurel y Hardy, apodados en los países hispanohablantes “el Gordo y el Flaco”.
Elogiado por el movimiento surrealista, el cine cómico mantuvo cierta vigencia con la llegada del sonoro. De hecho, buena parte de la eficacia interpretativa de cómicos como Danny Kaye, Jacques Tati y Jerry Lewis proviene de sus “gags” visuales, desarrollados sin necesidad de diálogos explicativos.
En algunos casos, esta conjunción de las películas y el sonido dio como resultado el cine musical y en EE.UU., propició la aparición, con la suma de elementos cómicos, a la llamada “Comedia musical americana”. Tanto en los inicios de esta época, como en la anterior hay que señalar algunos elementos propios del “cómico”: vestuario más o menos ridiculo, maneras o formas de pensar curiosas y/o ingeniosas, pero siempre muy personales, actitud muchas veces provocativa, carencia/abundancia de miedo, agobio por las nuevas tecnologías, verg√ºenza, y en, algunos casos, visión y actitud poética ante la vida. Son subrayables, en estos momentos, los ya mencionados Laurel y Hardy, conocidos en España como “El gordo y el flaco”. Poco después, aterrizan en las pantallas los famosísimos “
Hermanos Marx“, que unen los modos característicos del cine cómico de la era muda, con los nuevos descubrimientos de la comedia sonora. Películas como Sopa de ganso (1923) incorporan el absurdo a la comedia, mostrando las huellas del surrealismo y dadaísmo ya muy conocidos en la época. Por entonces, aparecen también los nombres de Bob Hope, Jimmy Durante y Abbot y Costello, en EE.UU., “Cantinflas” en México y “Totó” en Italia.
Todo el cine de comedia pierde el sentido del ritmo del cine cómico anterior y se va reduciendo a una sucesión, más o menos acertada, de gags. El cine de Ernst Lubitsch, que se inicia, como el de muchos otros, en el cine mudo, abre la perspectiva de la llamadas “comedias elegantes o sofisticadas” que siguieron, entre otros, Jean Renoir, Howard Hawks, Frank Capra y George Cukor. Este tipo de comedia marcará todo el cine de humor del futuro y de todos los países. Con estos directores, llegan las innumerables grandes estrellas de la pantalla como Katharine Hepburn, Cary Grant, Barbara Stanwyck, Clark Gable, Ginger Roger o James Stewart.
GROSS-OUT
Gross-out es un subgénero de filmes cómicos basados fuertemente en humor escatológico, desarrollado durante la década de 1970. Entre sus precursores tenemos a Pink Flamingos de John Waters y Sillas de montar calientes de Mel Brooks. El filme que es considerado como el primero del género fue Desmadre a la americana de John Landis, que fue todo un éxito en la taquilla. Desde los años 80, las comedias del género “gross-out” se volvieron más populares y se volvieron en modelo para futuros filmes como Algo pasa con Mary, American Pie y otros.

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El cine
cómico o cine de comedia, que se caracteriza por la inclusión de gags, chistes y/o bromas, tanto visuales como verbales, inicia su andadura practicamente con el comienzo de este arte. El regador regado (1896), película francesa de los hermanos Lumière, se considera la primera comedia de la Historia del Cine.
Desde un comienzo, se crearon películas en las que se mostraban imágenes que alegraban o hacían reír al espectador, aunque fuesen sin acompañamiento del sonido. En estas comedias, casi en su totalidad estadounidenses se utilizaban las persecuciones, los golpes, las caídas, las sorpresas de los personajes, para conseguir la hilaridad del público. Era un cine lleno de golpes de tartas, choques de automóviles y cientos de situaciones más o menos insólitas.
Mención merecen las innumerables cintas con locas y rapidísimas persecuciones policiales. Se observa así que se crean los prototipos de lo que luego sería todo el cine de comedia.
Entre los nombres importantes del cine cómico mudo, destacan Charles Chaplin, Mack Sennett, Buster Keaton, Max Linder, Harry Langdon o Harold Lloyd. Filmes de esta época son: Police (1916), El maquinista de la General (1926), El hombre cañón (1926) y El Tenorio tímido (1924). Dada la popularidad que adquirieron algunos personajes (Charlot), al cine de comedía de esta época se le ha llamado, por extensión, “cine cómico” y hoy en día se llega, erróneamente, ha confundir, en ocasiones, con “cine mudo“. En la actualidad, hay autores que aún hacen diferencias entre “cine cómico” y “cine de comedia”, pero esas sutilezas se disolvieron cuando se empezó a utilizar el llamado “sonido en conserva”.

Y llegó el sonido

Todo cambió cuando llegó el sonido. Cambió la técnica y la expresión. Los costes de la realización de las películas se dispararon. Se esperaba entonces que se incluyesen también frases, chistes o juegos de palabras ingeniosas, ruidos sorprendentes y músicas, que subrayasen los momentos más divertidos en todas las comedias cinematográficas. Creando un estilo más sutil, se perdió el entendimiento internacional de las situaciones. Algunos sobrevivieron a la transformación del medio (Chaplin, mucho tiempo después Keaton como actor, ya que no volvió a dirigir películas, Laurel y Hardy) y otros, en cambio, sucumbieron a la fascinación del público por las películas sonoras.
En algunos casos, esta conjunción de las películas y el sonido dio como resultado el cine musical y en Estados Unidos, propició la aparición, con la suma de elementos cómicos, a la llamada Comedia Musical Americana. Tanto en los inicios de esta época, como en la anterior hay que señalar algunos elementos propios del “cómico”: vestuario más o menos ridículo, maneras o formas de pensar curiosas y/o ingeniosas, pero siempre muy personales, actitud muchas veces provocativa, carencia/abundancia de miedo, agobio por las nuevas tecnologías, verg√ºenza, y en, algunos casos, visión y actitud poética ante la vida. Son subrayables, en estos momentos, los ya mencionados Laurel y Hardy, conocidos en España como “El Gordo y el Flaco”. Poco después, aterrizan en las pantallas los famosísimos “Hermanos Marx“, que unen los modos característicos del cine cómico de la era muda, con los nuevos descubrimientos de la comedia sonora. Películas como Sopa de ganso (1923) incorporan el absurdo a la comedia, mostrando las huellas del surrealismo y dadaísmo ya muy conocidos en la época. Por entonces, aparecen también los nombres de Bob Hope, Jimmy Durante y Abbot y Costello, en EE.UU., “Cantinflas” en México y “Totó” en Italia.
Todo el cine de comedia pierde el sentido del ritmo del cine cómico anterior y se va reduciendo a una sucesión, más o menos acertada, de gags. El cine de Ernst Lubitsch, que se inicia, como el de muchos otros, en el cine mudo, abre la perspectiva de la llamadas “comedias elegantes o sofisticadas” que siguieron, entre otros, Jean Renoir, Howard Hawks, Frank Capra y George Cukor. Este tipo de comedia marcará todo el cine de humor del futuro y de todos los países. Con estos directores, llegan las innumerables grandes estrellas de la pantalla como Katharine Hepburn, Cary Grant, Barbara Stanwyck, Clark Gable, Ginger Roger o James Stewart.

Italia y la comedia neorrealista

En Italia, con Vittorio De Sica a la cabeza, se crean películas de la llamada “comedia dialectal”: filmes costumbristas de patio de vecinos, trapicheos callejeros, comedia de la calle, en fin, de fuerte influencia en España, que dará lugar, en su vertiente más seria, al conocido como “cine neorrealista“. Tomando apuntes de la realidad inmediata, el cine italiano refleja todos los aspectos de la sociedad y los tipos de personas del momento en este país. En esta línea de comedia “neorrealista” italiana podremos encontrar después, entre muchos otros, a Federico Fellini (La dolce vita (1959), Amarcord (1972)) y en nuestros días a Roberto Benigni (La vida es bella (1997). Es un cine caracterizado por la base de la comedia dialectal y una visión más o menos poética de la vida, en la que nunca falta un sustrato de crítica social.

Comedia inglesa o la influencia del cine norteamericano

Sombras de este cine de costumbres podemos descubrirlas también en las cintas inglesas de principios de siglo. A pesar de la hegemonía de cine norteamericano, en la misma lengua y con un poder de realización netamente superior, surgía en Inglaterra, en los años veinte, un famoso realizador que luego sería mundialmente conocido: Alfred Hitchcock. Obviamente, como también sucede en los demás países, los mismos directores que realizan comedias, hacen filmes de otros géneros y esto contribuye a la mezcla y a las pinceladas de un género cinematográfico en otro. Pronto, la inicial frontera entre unas películas y otras se desdibujará significativamente. Hay que señalar en este país, dentro de la línea de comedia costumbrista, de Whisky a go go, (1949, Alexander Mackendrick), raíz junto con otras de lo que luego sería la productora Ealing, cuna de la comedia inglesa. Es necesario destacar las figuras de los actores Charles Laugthon y Alec Guinnes que están íntimamente ligadas a la brillantez de la comedia inglesa. Este periodo terminará con El quinteto de la muerte (1955, Mackendrick) y, por supuesto, con Alec Guinnes.

Risas francesas desde la primera cinta

Como ya cité con la creación del cine, practicamente se crea el cine de comedia francés. Con un paso obligado por el cine mudo (George Méliès, Max Linder), y, siguiendo las pautas que marcará el cine norteamericano sonoro, encontramos en Francia películas como las de Jacques Becker, René Clair y Jean Renoir con su destacada La regla de juego (1939). Es importante señalar que el cine francés, casi desde su origen, buscó, influido por la Comedia Francesa, un toque artístico en muchas de sus producciones. Así, además del puro cine cómico (de clara influencia norteamericana) y el cine costumbrista (predominante en Italia), en Francia hallamos un cine de comedia, fuertemente marcado por su teatro nacional, que busca un poso de arte en muchas de las cintas y que marcará para siempre el cine francés de cualquier género. Desde el Viaje a la Luna (1914, G. Méliès), con sus tramoyas y efectos visuales, influidos por la magia como espectáculo hasta Juana de Arco (1999, Luc Besson) vemos un intento de crear unas imágenes más preocupadas por la forma visual y la innovación artística en el cine, siempre con una sonrisa cómplice del espectador.

España y la comedia “a la italiana”

Como decíamos, pronto la comedia costumbrista italiana creo todo un género en España que tuvo, como no, sus influencias norteamericanas y francesas. Desde las primeras películas de Benito Perojo, cintas mudas entre las que, sorprendentemente, había hasta alguna zarzuela (al fin y al cabo, comedias musicales costumbristas) O Florián Rey vemos como las gentes de la calle y el folclore popular reinan en el cine de comedia español. Como se puede intuir, en cuanto llegó el cine sonoro la comedia musical española se destacó como un subgénero propio que marcaría el cine de este país durante muchas décadas.


CONTENIDO
    Cartel
    Presentación
  1. El Cine
  2. Hollywood
  3. Los Géneros en el Cine
  4. Las Grandes Películas
  5. Los Grandes Directores
  6. Chaplin
  7. Greta Garbo
  8. Personalidades de la Pantalla
  9. Vampiresas
  10. "El Jovencito de la Película"
  11. El Cine en EEUU
  12. El Cine Europeo
  13. El Cine Latinoamericano
  14. El Cine Oriental
  15. El Mundo Fabuloso del Dibujo Animado
  16. Walt Disney, el Maestro
  17. Tendencias Artísticas en el Cine

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Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
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Parte 12
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Parte 14

Escribir @ Antonio
La Historia del Cine - Revista Sucesos

Capítulo 3
Los Géneros en el Cine
El cine nació como un simple pasatiempo que, según los más melindrosos agoreros de la literatura y la intelectualidad, jamás podría aspirar a tener las más leves pretensiones artísticas. Sin embargo, a los pocos años de su invención, comenzó definidamente a caracterizarse, entre otras cosas, por su diversificación en géneros, fenómeno típico de todas. Las artes y que, en este caso particular, vino a anunciar en forma patente que el mundo se hallaba ante la presencia de un nuevo quehacer artístico. La causa de esta tendencia a la variedad se debió, sobre todo, a que los primeros realizadores europeos y norteamericanos, apenas constataron que el cinematógrafo.


EL WESTERN: Quiso ser una representación de la epopeya del Oeste norteamericano. En la foto una escena de "La Conquista del Oeste"

Se transformaba rápidamente en un entretenimiento en extremo popular, se dieron a la tarea de ensayar diversos caminos para conmover al espectador, que iban desde el documental y la aventura, hasta la historia sentimental y el relato histórico. Aunque estos balbuceos iniciales carecían de un lenguaje definido y más bien envolvían una intención experimental, se encontraba ya latente en ellos el germen de lo que sería la variada gama temática del cine actual. El desarrollo del arte fílmico fue cada día acentuando las diferencias entre uno y otro tipo de películas, no solo en sus contenidos, sino que también en sus técnicas. Así, a lo largo de sus tres cuartos de siglo de historia, el cine vio nacer, crecer y no pocas veces morir un gran número de géneros, todos los cuales, al menos en algún momento, lograron atraerse las preferencias y el franco entusiasmo del público, como los films cómicos, los westerns o las películas de gánsteres. Pero no obstante tan prolífica diversidad en los temas, solo unos pocos consiguieron para sí la categoría de verdaderos géneros clásicos, siendo reconocidos como tales en todas las latitudes.


SINFONÍA BURLESCA: Una farsa del período en que lo cómico era heroico en el cine.


APARICIÓN DEL CINE CÓMICO
Uno de los géneros de la pantalla de más temprana aparición y que estaba destinado a reinar durante largos años como el favorito del público fue el cómico. Se puede decir que nació junto con la invención del cinematógrafo, pues la primera película cómica, "El Regador Regado", lleva la firma de los hermanos Lumière y fue rodada en 1895, el mismo año de aquella memorable exhibición del Grand Café del Boulevard des Capucins, primera función de cine de la historia. Con esto, Francia pasó a ser la cuna de la comicidad cinematográfica, honor que muy pronto confirmaron dos nombres de distinto brillo surgidos en ese país: Charles Prince, llamado "Rigadin", y Max Linder.


CINE BUFO: La parodia muda es demasiado elocuente en sus gestos. Los "villanos" ponen en inminente peligro de muerte a la heroína de la serie cómica.

El primero, un actor procedente del Palais-Royal, representó la típica personificación del bobo, con su mirada asombrada, su enorme boca y su expresión perennemente estúpida. Bajo la dirección un tanto caprichosa de Georges Monca, "Rigadin" interpretó de una manera concienzuda un film por semana durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX. Sin embargo, pronto desapareció sin pena ni gloria, siendo recordado sólo por ser el primero en su género.
Mucho más importante que Prince fue Max Linder, considerado unánimemente como el verdadero creador del cómico cinematográfico. Procedente de los teatros de los bulevares, Linder trajo una renovación en el film bufo, hasta ese momento limitado sólo a dos efectos: el arrojarse tortas a la cara y las persecuciones.
Dejando hasta cierto punto a un lado aquellas dos socorridas técnicas, incorporó en cambio la comicidad grotesca de las situaciones, basada en la observación sicológica. El animoso Max encarnó un tipo de caballero de redingote negro, pantalones a rayas y chaleco de fantasía que, con su compuesta elegancia, provocaba efectos hilarantes con todo lo que hacía o le hacían a él, lo cual daba ocasión a escenas del más delicioso absurdo. Sus películas más famosas fueron "El Debut de un Patinador" (1907), "Max Condecorado" (1908), "Un ídolo en la Granja" (1912) y "Max Toreador" (1913).
La Primera Guerra Mundial vino a tronchar su triunfal trayectoria cuando todavía se esperaba mucho de él: herido en una batalla, nunca pudo recuperarse del todo. Murió en 1925, en circunstancias poco claras, tras haber intentado reanudar sin éxito su carrera en los EE.UU.

LA FARÁNDULA DE MACK SENNET
Mientras en Francia se imponía la singular personalidad de Max Lindar, en Italia se rodaban en gran número las llamadas "cómicas de feria", películas de pocos minutos de duración y sin grandes pretensiones, cuyo costo no superaba las cincuenta liras. Los primeros actores y autores de estos films fueron Vaser y Vitrotti; más tarde aparecieron Cretinetti, Polidor y Robinet (Marcel Fabre). De este último destacó por su originalidad "Amor Pedestre", corto cómico que narraba una historia de amor mostrando sólo las extremidades inferiores de los protagonistas.


EL GORDO Y EL FLACO: Laurel y Hardy, que ha sido el mejor binomio festivo del cine.

Pero a pesar de la existencia de un cine festivo a principios de siglo en Francia e Italia, era aventurado aún hablar de un género cómico cinematográfico propiamente tal, ya que las películas de este tipo se producían aún de manera esporádica. Fue en los EE.UU. donde apareció un gran cine cómico estable que pronto opaco lo realizado en este terreno en Europa, incluso la obra del mismo Max Linder. Este auge se halla por entero ligado, directa o indirectamente, a Mack Sennet, el viejo mago que creó y lanzó a todos los más famosos actores y directores cómicos del período mudo de Hollywood, incluyendo al maestro del género, Charles Spencer Chaplin, cuya obra merece un capítulo aparte.


EL TRÍO LOCO: Los hermanos Marx explotaron con genialidad todos los recursos del sistema sonoro en el cine cómico.

Mack Sennet, cuyo verdadero nombre fue Michad Sinnott, nació en Quebec, Canadá, en 1884. Radicado en EE.UU., fue primero actor de insignificantes películas cómicas con D. W. Griffith hasta que fundó la sociedad Keystone y se dedicó a producir, dirigir e interpretar películas de uno y dos actos. Sennet se dio cuenta de que Max Linder no había aprovechado al máximo las posibilidades de la cámara, sobre todo en lo que se refería a las persecuciones. Dispuesto a superarlo, se lanzó a la producción de films que se distinguieron pronto por el movimiento frenético que los animaba, por el empleo de la aceleración, de la cámara lenta, del montaje rápido y de la detención inesperada de la acción. Asimismo creó un mundo absurdo, pero no fantástico, rodeando sus historias de cierta lógica y verosimilitud.
Característica saliente de las películas de Mack Sennet fue la absoluta primacía de la imagen sobre cualquier otro elemento: en ellas todo se debía ver, no había nada para la imaginación o el pensamiento. Incluso, sus actores divertían más por lo que eran en su aspecto físico que por sus acciones. Sus personajes constituyeron de por sí la más grotesca galería de tipos estrafalarios: Fatty Arbukle, el descomunal gordo; Ben Turpin, el galanteador estrábico; Ford Sterlin, el caballero ridículamente obsequioso; Han Mann, el tonto de capirote; Mack Swain, el extravagante villano de las películas de Chaplin; y Louise Fazenda y Polly Moran, las casi idiotas. Y contrastando con estos excéntricos y desequilibrados seres, prestaban dulzura a la farándula Mabel Normand, la irascible muchacha ingenua, y las "chicas bañistas", conjunto de hermosas muchachas, todas más o menos iguales.
La preocupación fundamental de Mack Sennet, en particular en el período de la Keystone (más tarde la vendió y pasó a la Paramount), fue hacer a sus personajes lo más estúpidos que fuera posible mediante un juego escénico que incluía volteretas, tortazos, saltos que desafiaban a la ley de gravedad, paredes derrumbadas y persecuciones vertiginosas. Aunque muchas veces sus recursos lindaron en lo vulgar, la contribución de Sennet al desarrollo del género cómico fue enorme. Su compañía fue una verdadera universidad en la que se formaron las más grandes figuras del cine bufo de todos los tiempos. Aparte de Charles Chaplin y los más arriba nombrados, en su escuela nacieron actores como Buster Keaton, Harold Lloyd, Larry Semon, Wallace Beery, Stan Laurel, Oliver Hardy, Harry Langdon y Bing Crosby. En verdad, una lista impresionante.

EL IMPASIBLE BUSTER KEATON
Un discípulo aventajado de Mack Sennet fue Buster Keaton, canadiense también como su maestro, quien se inició muy joven en algunas películas cómicas con Fatty Arbukle. Pero muy pronto Keaton impuso su propia personalidad con la creación de un personaje que lo iba a hacer célebre: la del hombre que, incluso en las más estrafalarias situaciones, no ríe nunca.
En sus películas todo el mundo estaba contra él, pero Keaton permanecía impasible, con una expresión melancólica que a menudo lindaba con la franca tristeza.


BUSTER KEATON: Su contrato le impedía reír en público. Se le considera a un nivel en la categoría de Charlie Chaplin.

La hilaridad del público estallaba ante el contraste del rostro sin vida del cómico y la chispeante animación que demostraban        los restantes personajes de sus films. Su filosofía del humor se demuestra en esta confesión suya, no exenta de un fondo de amargura:
"Después de todo, la película cómica consiste, para el comediante, en hacerse el idiota, y cuanto con más seriedad lo haga, más ridículo será".
Por una ironía del destino, que parece obedecer, sin embargo, a cierta lógica intrínseca de su personaje, Buster Keaton terminó en un manicomio, víctima de un grave agotamiento nervioso. Aunque reapareció 25 años más tarde en "El Ocaso de una Vida" (1950), título muy a tono con su propia situación- y en "Candilejas" (1952), de Chaplin, ya no era más que una patética sombra de sí mismo. Sin embargo, su pasado glorioso no fue olvidado. Un ejemplo de ello fue que la Muestra de Arte Cinematográfico de Venecia de 1963 le dedicó una bella retrospectiva, en la que se exhibieron sus mejores películas: "El Ayudante del Carnicero", "Con la Soga al Cuello" (1923), "Veinte Mil Leguas de Chistes Submarinos" (1924) y "El Conquistador del Oeste" (1925).

EL ACROBÁTICO HAROLD LLOYD
Otro cómico surgido del ambiente de Mack Sennet fue Harold. Nacido en los EE.UU. en 1893 estudio en la Escuela de Arte Dramático, debutando en el teatro cuando aún era un niño. Hacia 1913 se inició en el cine junto con la bella Bebé Daniels; de allí pasó a trabajar con Sennet y luego en la Pathé norteamericana. Mucho más culto que Buster Keaton, Lloyd se dedicó a satirizar en sus películas el estándar de vida norteamericano de los primeros 30 años del siglo XX. Su personaje, una especie de caricatura del americano medio de aquella época, representaba a un joven generoso e ingenuo, un poco tímido quizás, pero sentimental en el fondo. Sus anteojos de carey que no abandonaba nunca le daban aspecto de intelectual, pero sus modales, exageradamente corteses, se parecían más a los de un vendedor viajero.


CÓMICO-ACRÓBATA: Harold Lloyd satirizó la vida del americano.

Su comicidad, en algunos aspectos menos original que la de Keaton, estaba destinada a perdurar mucho más que, por ejemplo, la de Ben Turpin o Fatty Arbukle, pues estaba mayormente ligada a la realidad de una época que se modificaba con bastante lentitud.
Harold Lloyd fue capaz también de resistir el advenimiento del cine sonoro por algún tiempo, cuya irrupción pareció marcar el fin de la comicidad creada por Mack Sennet. Entre sus mejores films merecen ser recordados: "El jefe de Cocina" (1919), "Marino Hecho Hombre" (1921), "El Nieto de la Abuela" (1922), "El Crack" (1925) y "El Hermanito" (1927). En 1950, Lloyd retornó ante las cámaras para actuar en "Semana sin Miércoles", que quiso ser una continuación de su famoso "El Crack". Sin embargo, fue una vuelta sin ninguna resonancia, ya que esta postrera película cayó de inmediato en el olvido.

DOS CÓMICOS OLVIDADOS
Menos duradero que los éxitos de la mayoría de los grandes cómicos de la época muda fue por cierto el de Sidney Chaplin, hermano mayor del gran Charles. Tras un debut cinematográfico a temprana edad, Sidney participó más tarde en algunas películas como colaborador de su hermano, para finalmente protagonizar varios films de no poco calor. Su logro más acabado fue "El Mejor Viejo (1926). Opacado por el genio de Charles, el bigotudo Sidney ha sido evaluado por debajo de sus méritos, a pesar de que en sus actuaciones se demostró como un actor dotado de una comicidad singular, rica en recursos de seguro efecto hilarante.
Una figura simpática del antiguo cine cómico fue la de Larry Semon, conocido en Francia como "Zigoto" y en Italia como "Ridolini". Hijo del célebre mago "Zera the Great", Semon, nacido en EE.UU. en 1890 y falleció prematuramente en 1928, incorporó a su personalidad de comediante su antiguo origen de prestidigitador. Primero trabajó con Sennet, para luego interpretar numerosas películas breves y algunas de largometraje, como "El Mago de Oz" (1925), para la Vitograph, con su esposa Dorothy Dwan, que luego fue su "partner" en las obras siguientes.

LA COMICIDAD SONORA
La aparición del cine sonoro marcó el fin de una etapa en el género cómico. No obstante, en el terreno artístico y cultural, la comedia cómica de la época muda fue de todos los géneros el más duradero de los surgidos en los años heroicos de la cinematografía. En tanto que las series de aventuras de Pearl White, las películas acrobáticas de Douglas Fairbanks y las historias románticas de Lillian Gish no resistieron al tiempo, conservando en la actualidad un mero valor arqueológico, las movidas peripecias de Mack Sennet, Harold Lloyd o Buster Keaton, para qué decir las de Charles Chaplin- aún hoy atraen la curiosidad y provocan las risas del público, hasta el punto de ser reeditadas con cierta frecuencia para su exhibición tanto en las carteleras de los cines como en los programas de TV.
Las estrellas del cine cómico mudo dejaron una espléndida herencia que luego fue disfrutada por otros comediantes que, en algunos casos, alcanzaron una merecida celebridad. Entre los cómicos de la era sonora sobresalieron nítidamente figuras como el flemático y enjuto Stan Laurel y el sanguíneo y obeso Oliver Hardy, el mejor binomio festivo de todos los tiempos, con aciertos como "Vigilantes Aéreos", "De Bote en Bote", "Dos Bobos en Oxford" y "Un Par de Mellizos". Asimismo, los Hermanos Marx (Chico, Harpo y Groucho), tres cómicos del cine sonoro verdaderamente grandes, con éxitos tan extraordinarios como "Locos de Atar" o "Los Hermanos Marx en el Oeste". La lista no es corta: Red Skelton, Mickey Rooney, Bud Abbot y Lou Costello, Bing Crosby, Danny Kaye, Jerry Lewis y varios otros, todos intérpretes de distintos tipos de comicidad, que hicieron perdurar dignamente el género a través de varias décadas. Mención especial merece el popular Mario Moreno, "Cantinflas", uno de los más renombrados reyes de la risa del último cuarto de siglo, que con sus frases endiabladamente mal hilvanadas y sin sentido, supo crearse un estilo original que lo ha hecho famoso en el mundo entero. Pero, en su conjunto, la nueva comicidad sonora perdió su primitivo vigor expresivo, aquella vitalidad original impregnada de genuino lirismo. Tal vez por eso, en plena era del moderno sonido estereofónico, un gran director y actor cómico de los últimos años, el francés Jacques Tati, ante el asombro de todos, revivió la comedia muda, con "Día de Fiesta", "Las Vacaciones del Señor Hulot" y "Mi Tío". Estas tres cintas representaron una verdadera declaración de guerra al modernismo y una burla de todos los lugares comunes de nuestro tiempo, a través de un humorismo en que brilla también un hálito de sencilla poesía. Cuando las posibilidades del género cómico parecían agotadas, Tati, sirviéndose del estilo de los antiguos maestros y utilizando también recursos propios, fuera de toda escuela, vino a demostrar que el humor es siempre un manantial inagotable para la creación artística.

EL POPULAR WESTERN
El género más típicamente norteamericano ha sido naturalmente el de las películas de cowboys, vinculadas a un período característico de la historia de EE.UU., la conquista del salvaje Oeste, que en la pantalla ha sido idealizado y sobrepujado hasta el punto de hacerlo perder en la mayoría de los casos todo contacto con la realidad. Sin embargo, desde su aparición gustó a grandes masas de público y supo conquistarse el entusiasmo de un determinado sector de espectadores de todo el mundo, en especial de aquel que gusta de los films de acción. El padre del western fue Edwins S. Porter, cuyo "Asalto y Robo del Gran Tren", realizado tempranamente en 1903, fue el punto de partida de este popularísimo género. Algunos años más tarde la "Opera a Caballo" (como también se llamó al western) se consolidaba definitivamente y el cowboy, su héroe, encontraba en Broncho Billy, interpretado por G. M. Anderson, la fisonomía que pronto llegaría a ser característica en los protagonistas de estos films: la del joven intrépido, astuto y generoso. Y en esta línea, bien pronto se hizo célebre Tom Mix, quien entre 1912 y 1930 realizó una serie de famosas cintas, como "La Senda Larga" y "El Conductor y la Muchacha".
A partir de 1914 se afianzó también llegando a ser en extremo famoso William S. Hart, que en 1918 interpretó con singular acierto el papel del cowboy Río, en "El Hombre de los Ojos Claros". Esta cinta fue dirigida por un famoso director llamado Thomas Harper Ince, el primer gran productor de películas del Oeste, que rodó una veintena de ellas, algunas de notable éxito, como "A Través de la Llanura" (1912) y "La Muerte de Hicks, el de las dos Pistolas" (1914), dos clásicos del cine del Oeste.


TOM MIX: Consagró en definitiva la figura del vaquero en el western.

En los años siguientes la producción de westerns tuvo un notable incremento en el número de películas producidas, no así en cuanto a variedad en los argumentos, ya que los directores de la época siguieron insistiendo en la repetida historia del joven, la muchacha y el bandido. Sólo hacia 1924, John Ford, gran cineasta de origen irlandés, intentó cambiar de ruta, abandonando los viejos esquemas basados sólo en la acción e ingenuos en cuanto al contenido. Esta renovación llegó con su film "El Caballo de Hierro", interpretado por George O'Brien, actor ducho en la caracterización de personajes del Oeste. La culminación de la obra de Ford fue "La Diligencia" (1939), protagonizada por John Wayne, John Carradine, Thomas Mitchell y Donald Meeck, y basada en una novela de Ernest Haycox, verdadera joya no sólo del género, sino de toda la cinematografía de su tiempo. Por primera vez un film del Far West exhibió una galería de personajes ricos en matices sicológicos y plenos en valores humanos. "La Diligencia" fue una película que unió a los méritos de su composición narrativa, calidades técnicas y morales de elevado valor.

CRISIS DEL WESTERN
Pero el camino señalado por Ford no hizo escuela y el western continuó hasta el día de hoy por su senda convencional de ingenuo romanticismo e infantil violencia, salvo honrosísimas excepciones.


EL ATRACO TÍPICO: Bandos de forajidos, cowboys valientes y hermosas heroínas integran el trío de elementos que explotó esencialmente el primitivo western. Los asaltos a diligencias y a trenes constituyeron siempre un fondo del género

Entre ellas "Duelo al Sol" (1946), de King W. Vidor, interpretada por un formidable elenco en el que figuraban los nombres de Jennifer Jones, Gregory Peck, Joseph Cotten y Lionel Barrymore; "El Tesoro de la Sierra Madre" (1949), de John Huston, protagonizada por Humphrey Bogart, un bien logrado western moralista; "A la Hora Señalada" (1952), de John Sturges, con Gary Cooper, un clásico del western sicológico; "Broncho y Apache" (1954), con Burt Lancaster, y "Veracruz" (1954), con Gary Cooper y Burt Lancaster, dos películas del Oeste, recias y singulares, la primera sobre los pieles rojas y la segunda sobre la trágica aventura de Maximiliano de Austria en México, ambas dirigidas por el talentoso realizador Robert Aldrich.


El "WESTERN" Mucho de irreal tiene el concepto que el cine ha creado en torno a los episodios de la conquista del viejo Oeste americano. En todo caso, el western ha idealizado figuras legendarias de cowboys que llenan plenamente las preferencias de grandes sectores del público.

Otro film que presentó una dimensión nueva del género fue "Cuatro por Texas" (1963), entretenido western humorístico, salido también de la mano de Aldrich y que fue interpretado con singular acierto por Frank Sinatra, Dean Martin y Anita Ekberg.

LAS PELÍCULAS DE GÁNSTERES
Los inquietantes y sangrientos años que vivió EE.UU. durante el período de la célebre Ley Seca, fueron fielmente reflejados por el cine de la década del treinta, dando con ello origen a uno de los más aplaudidos géneros de toda la historia del cinematógrafo: el film de gánsteres.
Fue un género típicamente de acción que llevó a las pantallas el ambiente sombrío de los bajos fondos y mostró descarnadamente las tristes hazañas de las pandillas de pistoleros y la corrupción de la policía durante esos difíciles años de la historia norteamericana. Fue un cine negro que pese a dejar un sabor amargo en el ánimo del espectador, gustó y atrajo a grandes multitudes en busca de emociones fuertes. Inspiradas en los hechos delictuales y crímenes más famosos de la época, su mejor guionista fue Ben Hetch, un ex reportero policial, las películas de gánsteres se distinguieron por su ritmo ágil y por la vitalidad de su acción.La primera cinta de gánsteres fue "Bajos Fondos", realizada en 1927 por Joseph von Sternberg, un notable director austriaco establecido en Hollywood.


EL HAMPA EN LA PANTALLA: El temible Al opone (izquierda), caracterizado por Rod Steiger (derecha)- Edward G. Robinson fue uno de los mejores hombres malos de las cintas policiales. Luego aparece Paul Muni y George Raft, en "Scarface", el infierno gansteril de Chicago. Por último, Rocombole, el elegante ladrón francés del otro siglo.

Sin embargo, el género gansteril no empezó a difundirse sino hacia 1930, ya plenamente consolidado el cine sonoro. Desde entonces, una infinidad de films de este tipo hicieron furor hasta más o menos 1940. Entre ellos, "El Pequeño César" (1931), de Mervyn Le Roy, que provocó gran escándalo al ser interpretado como una especie de exaltación de la delincuencia; "El Enemigo Público N.° l" (1935), de John Ford, con Edward G. Robinson; "Scarface" (1932), de Howard Hawks, sobre un argumento de Ben Hecht y con la excelente interpretación de Paul Muni; y "Ángeles con caras sucias" (1938), de Michael Curtis, con James Cagney.
De 1940 adelante las películas de gánsteres cambiaron de orientación derivando hacia una dimensión más propiamente policial, en que lo importante pasó a ser el caso, el puzle policiaco que ponía a prueba la habilidad de los detectives y la viveza del espectador para descubrir al asesino. En gran parte esta nueva tendencia se debió a la pérdida de actualidad del fenómeno gansteril mismo, que, al menos en la forma que existió durante la Prohibición, pasó a ser un tema para el recuerdo. Algunos films de esta nueva línea dignos de mención fueron: "El Halcón Maltés" (1941), de John Huston, con Humphrey Bogart; "Llamar a North Side 777" (1947), con James Stewart, del prestigioso realizador Henry Hatthaway; y "Entre Rejas" (1947), con Burt Lancaster, y "La Ciudad Desnuda" (1948), con Barry Fitzgerald, ambos de Jules Dassin. Asimismo, Dassin, norteamericano de origen francés, rodó en 1955 en Francia "Rififí", un definitivo clásico del género.

LA COMEDIA MUSICAL
El sonido, amén de provocar una revolución que alteró substancialmente la historia del cinematógrafo, dio vida a varios géneros que en la época muda fue literalmente imposible pudieran existir: los relacionados con el mundo de la música. Y de ellos el que más prosperó fue la comedia musical, que, con diversa suerte, se ha mantenido hasta el día de hoy, entreteniendo especialmente a aquéllos que buscan en las salas un momento de solaz y diversión antes que sumergirse en problemas densos y dramáticos. Precisamente, el género nació en la época de la Depresión en EE.UU., no para reflejar la difícil situación de aquel momento, sino para distraer a un público sobrecargado de preocupaciones que buscaba por cualquier medio evadirse de una cruda realidad, en que la crisis y la cesantía se enseñoreaban por doquier. Así, las primeras comedias musicales, surgidas en los años 1929 y 1930, pintaron cuadros de tonos rosa en los que abundaban los diálogos intrascendentes y sobreabundaban los bailes y números musicales en extremo prolongados y, a veces, aburridores.


LA COMEDIA MUSICAL Este género nació en EE.UU., durante la época de la depresión, como una forma de aliviar las tensiones colectivas. Nelson Eddy y Jeannette McDonald que aparecen en una escena, fueron un dúo de gran éxito popular.

Sin embargo, hubo desde un principio algunas películas de este tipo muy bien logradas y en las que brillaron famosas estrellas. Una de ellas fue "El Desfile del Amor" (1929), de Ernst Lubitsch, un berlinés que llegó a ocupar una posición singular en el cine norteamericano. Esta cinta permitió lucirse a Maurice Chevalier, el incomparable "chansonnier" francés, y a Jeannette MacDonald, una figura inolvidable del género. Más tarde        di-rígida por el mismo Lubitsch, esta pareja cosechó nuevos aplausos por sus actuaciones en otros magníficos films musicales, como "La Viuda Alegre" (1934), transposición a la pantalla de la célebre opereta de Franz Lehar. Otros éxitos de Jeannette MacDonald fueron "Rose Marie" (1936), de W. S. Van Dyke, en que tuvo como partner a Nelson Eddy, y "Me Casé con un Ángel" (1941), del mismo Van Dyke.
Sin embargo, de todas las comedias musicales filmadas en EE.UU. durante aquellos años hubo sólo dos verdaderamente excepcionales, que aún permanecen en el recuerdo de quienes vivieron la época. Una fue "Melodías de Broadway" (1929), comedia en diez actos con un despliegue impresionante de números musicales, entre los que sobresalieron el Ziegfiel y Follies, de Nueva York, y la participación estelar de Ann Page, Bessie Love y Charles King. La otra, "La Calle 42" (1933), de Lloyd Bacon, con Bebé Daniel, Ginger Rogers y Ruby Keller, fue un verdadero suceso gracias a la coreografía de Busby Berkeley, famoso por sus trucos visuales y las canciones, luego célebres, de Harry Warren y Al Dubin.


SHAKESPEARE EN NUEVA YORK: Basado en "Romeo y Julieta" que es estimada como la cinta más audaz del género musical producida hasta la fecha. Las luchas entre pandillas juveniles y el problema racial en los barrios de Nueva York alcanzan, en medio de danzas dislocadas, una valiosa expresión artística.

Otro país en que el género musical tuvo un florecimiento digno de ser destacado fue Alemania, nación que desde 1930 adelante produjo un buen número de bien logradas películas de esta índole. En 1931 Georg Wilhelm Pabst, famoso realizador nacido en Viena, ciudad de las mejores tradiciones de la opereta, pero que desarrolló su carrera cinematográfica en Alemania, rodó "La Opera de Tres Centavos", basada en la célebre pieza musical de Bertold Brecht y Kurt Weill. Un año antes, Ludwig Berger había estrenado con gran éxito su film "La Guerra del Vals". Y durante el mismo 1931 "El Congreso Baila", de Erich Charell, provocó el entusiasmo de medio mundo, en no poca medida gracias a la interpretación de dos actores inteligentes y en extremo brillantes: Lillian Harvey y Willy Fritsch.


GENE KELLY: La invención continua brota alegre de sus coreografías, como en "Cantando Bajo la Lluvia"

No obstante los éxitos de las cintas señaladas, el verdadero maestro del género cinematográfico musical fue Willy Forst, quien realizó una serie de operetas filmadas de un gran nivel artístico. Entre ellas, "La Sinfonía Inconclusa" (1933), sobre la vida de Franz Schubert, con Martha Eggerth y Hans Haray; "Mascarada" (1934) "Bel Ami" (1939) y "Sangre Vienesa" (1942).

LA NUEVA COMEDIA MUSICAL
De 1940 adelante la producción de comedias musicales en Hollywood se multiplicó en forma profusa sin que hubiera una renovación en el género, el que se mantuvo, en general, en un bajo nivel artístico. Se trató de películas hechas en serie, en las que muchas veces primó el mal gusto y en las que a menudo se lindó con la franca tontería. Sólo la calidad de famosos intérpretes como Fred Astaire y Ginger Rogers pudo compensar en parte la debilidad de estos films.


DIANA DURBIN: Juvenil estrella musical del cine en blanco y negro

Es así como el género debió buscar en los últimos años nuevos caminos en procura de un contenido más trascendente y una mayor belleza plástica, objetivos que en algunos casos han sido indudablemente logrados. Un ejemplo de ello fueron las hermosas comedias musicales de Vicente Minelli, autor de "Sinfonía de París" (1951), con la gran actuación de los bailarines Gene Kelly y Leslie Caron; y "El Vagón de la Banda" (1953), con Fred Astaire. El mismo Gene Kelly, a su vez, en colaboración con Stanley Donen realizó buenas películas de corte revisteril, como "Cantando bajo la Lluvia" (1951).
Una muestra del nuevo tipo de comedia musical fue "West Side Story", distribuida en América latina bajo el título de "Amor sin Barreras" (1962), de Robert Wise, considerada la película más audaz de su género filmada hasta hoy. Basada en "Romeo y Julieta", "West Side Story" cambió la solemnidad de la clásica obra shakesperiana por la sordidez de un barrio bajo de Nueva York.
Pero el éxito de "West Side Story" fue superado por el de otra gran comedia musical de este último tiempo, que atrajo la admiración hasta de los menos entusiastas del género: la ya muy famosa "My Fair Lady".


LA MAS TRIUNFANTE: "My Fair Lady" por años a tablero vuelto, es el mayor éxito de la comedia musical moderna.

Después de un éxito clamoroso en el teatro -seis años a tablero vuelto-, nadie pensaba que al ser llevada a la pantalla esta pieza basada en "Pigmalión", de Bernard Shaw, pudiera siquiera obtener una discreta aceptación.


FRED ASTAIRE: astro bailarín

Por algo se ha hecho casi un axioma decir que el trasplante de Broadway a Hollywood culmina siempre en un desastre. Sin embargo, esta vez todo fue distinto, y la versión cinematográfica fue de tanta calidad como la teatral, hasta el punto de que al día siguiente de su estreno, el "New York Journal American" en la parte superior de su primera plana publicó un titular a ocho columnas que decía: "Nueva York enloquece con "My Fair Lady".


PRIMERAS JOYAS MUSICALES: En 1929 se filma "El Desfile del Amor", con Maurice Chevalier y Jeannette McDonald. Marcó el nacimiento del género musical

Dirigida por George Cukor y con la destacada interpretación de Audrey Hepburn y Rex Harrison, esta cinta se convirtió en una de las grandes joyas del arte cinematográfico musical.

EL GÉNERO HISTÓRICO-BÍBLICO
Sin duda el más espectacular de los géneros cinematográficos es el de los temas histórico-bíblicos, que a menudo han sido llevados a la pantalla con un derroche de estrellas, escenarios y color que esconde un muy pobre valor documental, ya que es frecuente que la verdad histórica quede muy malparada en estos films. Sin embargo, este género es uno de los que más entretienen al público, el que siempre está dispuesto a llenar las plateas cuando se estrena alguna de estas superproducciones. Las más antiguas películas de este corte se remontan a la década de los años diez en Italia, época en que destacaron "Quo Vadis?" (1912) y "Marco Antonio y Cleopatra" (1913), de Enrico Guazoni; y "Cabiria" (1914), de Giovanni Pastrone, este último una verdadera anticipación de lo que sería el moderno film histórico tipo gran espectáculo.
La gran figura del género histórico-bíblico fue el discutido director norteamericano Cecil B. DeMille, conocido como "el mago de los colosos". Su primera gran película bíblica fue "Los Diez Mandamientos" (1919), reelaborada en 1957, utilizándose toda la gama de recursos que permitían 38 años de progreso técnico. La celebridad de DeMille se consolidó con "El Rey de Reyes" (1927), inspirado en los Evangelios, y con "Cleopatra" (1934), protagonizada por Claudette Colbert. Ambas tuvieron también una versión moderna, pero después de la muerte de DeMille y con suerte diversa: mientras "El Rey de Reyes" (1962), fue digno de su versión original, "Cleopatra", esta vez interpretada por Elizabeth Taylor y su esposo, Richard Burton, fue una especie de pomposo show en colores, pero de muy mediocre valor histórico y escaso mérito artístico.
La forma de encarar en la pantalla los temas tanto de historia sacra como profana del director Cecil B. DeMille hizo escuela, surgiendo diversos realizadores modernos que continuaron su línea grandilocuente destinada a asombrar al público, cosa que no siempre consiguen, mediante recursos que van desde la utilización de escenarios de un lujo fastuoso, hasta gigantescas escenas de masas en que interviene un número impresionante de extras. Digno de mención entre los seguidores de DeMille es el director norteamericano Nicholas Ray, autor de "55 Días en Pekín" (1963), con David Niven, Ava Gardner y Charlton Heston, una gigantesca superproducción sobre la rebelión de los boxers en China. Pero la figura más prominente entre los cineastas que han abordado el género histórico-bíblico en estos últimos años, es Dino De Laurentiis, considerado por muchos el sucesor de Cecil B. DeMille. De Laurentiis, el más grande productor independiente de películas del mundo, realizó en 1961 "Barrabás", obra de 10 millones de dólares de costo y en la que intervino un descomunal elenco de nada menos que 50 mil extras, el mayor de toda la historia del cine.

OTROS GÉNEROS
En una reseña periodística de los principales géneros cinematográficos no puede evitarse que obligadamente queden mucho de ellos sin ser detallados, acaso injustamente. Pero la verdad es que su número excede en mucho a las posibilidades físicas de una crónica, ya que a medida que se vislumbraban nuevas posibilidades para las cámaras los géneros fueron multiplicándose cada vez más. Las películas de terror, que tuvieron en Boris Karloff su mejor intérprete; las infantiles, que hicieron famosa a Shirley Temple; las de ciencia-ficción, introducidas por Méliés a principios de siglo y que hoy culminan con los populares films de James Bond (los que también caen dentro del género policial); las de aventuras; las de dibujos animados; las de animales, que hicieron célebres a canes actores como Lassie y Rin-Tin-Tin; y tantas otras de diversa índole, constituyen un repertorio casi inagotable de géneros, todos los cuales han contribuido a hacer del cine el espectáculo más variado del siglo XX.

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