Udaipur tiene el aspecto de un pequeño reino, inmerso con toda su magnificencia en una ciudad dominada por la de inmensas torres, fortalezas y palacios.

Situada al pie de los montes Aravalli, en un vistoso valle al sur de Rajastán, Udaipur es conocida como la ciudad de los lagos, o la Venecia del Este, por la forma en que la ciudad se adapta a los ríos, canales y espejos de agua.

Pero además de la belleza natural, Udaipur suma variadas maravillas arquitectónicas de la extensa era de dominio Rajput, período donde se construyeron numerosos palacios.





















Udaipur, es famosa por sus palacios junto a los numerosos lagos, o incluso en medio de ellos.

El actual hotel Lake Palace, es un ejemplo de adaptación a los nuevos tiempos, un alojamiento de lujo en medio del lago Pichola.

Otros palacios de Udaipur, perduran como museos accesibles al público, como el magnífico City Palace Udaipur, una serie de construcciones palaciegas junto al lago con balcones que ofrecen insuperables vistas panorámicas.

Udaipur es accesible por carretera, tren o aire, a través de un aeropuerto a 24 kilómetros del centro, conectado con las principales ciudades de India.



El “mundo perdido” de Nubra

Nubra es un valle aislado y hasta cerrado para los foráneos, un lugar alejado de cualquier ruta de viajes y accesible por un camino que supone el mayor paso en altura del planeta, congelado la mayor parte del año (incluso en verano).

Nubra es un espacio desértico amurallado por la cordillera del Karakórum, y modelado por el río Shyok que sustenta gran parte de la vida, incluyendo a las culturas milenarias que la habitan.



En su extensión, se suceden desiertos rocosos, increíbles zonas de dunas y entornos con pastizales donde pastan camellos bactrianos, pero sobre todo, paisajes que a veces parecen postales de otro planeta.

Nubra integraba la región de Ladakh, la “tierra de los pasos elevados” llamada a menudo como el “Pequeño Tíbet” por su aspecto y cultura autóctona.



Curiosamente, a pesar de su aspecto árido y hasta inhóspito, su nombre original (Ldumra) hace referencia a un “valle de las flores”, aunque se trata en la práctica de un extraño desierto en altura, donde las precipitaciones son escasas, al igual que la vegetación que solo brota junto a los cauces de los ríos.





Acceder al Valle de Nubra no es tarea fácil por dos razones: existe un único camino al Valle de Nubra (aunque hace un par de años se estaba terminando otro), una carretera en altura, pero además, existen restricciones de acceso en ciertas áreas para los no residentes, sobre todo porque se trata de una zona fronteriza.

La estadía permitida es de sólo siete días, y es recomendable reservar con tiempo las casas de huéspedes, sobre todo en verano cuando aumenta la demanda.

Desde Leh, la antigua capital del reino de Ladakh, parte la ruta a Nubra en lo que hoy es la provincia de Jammu y Cachemira, un pasaje duro que hasta en verano está cubierto por una capa de hielo.



“La forma usual de acceso al valle es dirigirse a Khardung La desde Leh, donde primero se atraviesa el valle del Shyok. Para ingresar al valle del Nubra se debe cruzar el río Shyok mediante un pequeño puente y pasar un puesto de control militar. Es necesario tener un pase para la “Línea interna” para que permita el acceso a esta región.” (Wikipedia)













































El Valle de Nubra está apenas salpicado por algunos pueblos, donde sus habitantes se vuelcan a la agricultura.

En las acotadas zonas fértiles, cultivan manzanas, cereales y frutos propios de la región, como las bayas naranjas que obtienen del tsestalulu.

En su mayoría pertenecen a la etnia de los ladakhis, de religión budista, aunque también hay otras minorías étnicas como los suníes.

Algunos de los pueblos más interesantes para visitar son Sumur, Diskit, Hundar y Panamik.

En todos ellos, nos encontraremos rodeados de dunas, montañas y nevados, pero sobretodo, envueltos en un silencio y tranquilidad difícil de encontrar.



Un templo tallado en la montaña

En cercanías de la ciudad de Ellora, en la India, existen un conjunto de templos y cuevas completamente talladas en la ladera de una montaña.

Pertenecientes a diferentes períodos y grupos religiosos, perduran como un impresionante ejemplo de arquitectura troglodita.

El templo más impresionante es el de Kailassa, considerada la escultura más grande del mundo tallada en una sola piedra.



Tan sólo para hacer “emerger” el templo de Kailassa (Kailash), se removieron unas 200.000 toneladas de piedra, tallando con cinceles, lo que demoró el acabado de la obra por un siglo.

Salta a la vista que el trabajo de cientos de artesanos y por varias generaciones, ha resultado magnífico:







El complejo religioso dedicado a Shiva, un dios hindú, incluye un santuario, con habitaciones interiores también talladas en una ladera del monte, y simbolizando el monte Kailasa, morada del dios Shiva en el Himalaya.









Las técnicas de construcción, se deducen de otros templos sin terminar en el entorno.

Según las investigaciones, las técnicas empleadas iban construyendo terrazas en bloques desde lo alto, mientras que las rocas extraídas, probablemente se vendían para poder solventar la obra.

El método de construcción recuerda mucho a ciudades como la de Petra en Jordania, escavada y esculpida en piedra.



Una colina con 863 templos

La colina de Satrunjaya, en Palitana (India) es el más sagrado de los lugares de peregrinación de la religión del jainismo, presente en la India oriental, centro occidental y meridional.

El jainismo, encuentra en Palitana un lugar sagrado en donde la colina literalmente, se cubre de templos en numerosas formas y tamaños:



El jainismo es la séptima religión por número de fieles en la India, y su doctrina promueve entre otros lineamientos que todos los seres son dignos de respeto, por lo tanto el mayor pecado es causar daño a un ser vivo, como también a la tierra o a las almas del agua o del aire.

Hay cientos de templos en Palitana que cada año reciben millones de visitas. Dispersos en una colina de 67 metros de altura de elevación media, la suma total de templos asciende a 1.250 contando también los alrededores.

El complejo concentra más de 27.000 ídolos jain de piedra de mármol, que decoran los derasar, o templos del jainismo.



Los derasar, son generalmente de mármol, sobre todo los más nuevos, en el blanco más claro posible.

Los templos derasar, se caracterizan por sus numerosos pilares de mármol tallados a la perfección.

En cuanto a una visita, las reglas de acceso a un derasar suelen ser estrictas: ropa lavada y casi sin utilizar, no masticar, no tener ninguna herida sangrante, entre otras.







Los templos en la colina de Shatrunjaya están tallados en mármol, y fueron construidos por generaciones de Jains a lo largo de 900 años.

El número de templos es asombroso, y siendo una morada de los dioses, no se permite a nadie pasar una noche completa en el lugar.



Una ciudad rosa, Jaipur

Jaipur, debe su color a un revestimiento compuesto de cal apagada, junto a pigmentos naturales conocidos como estuco.

El tinte rosado, adoptado como símbolo de la ciudad, es la tonalidad que grabará nuestra memoria al visitar la ciudad que también, es capital del estado de Rajastán:



Jaipur, es una de las ciudades más antiguas y con más historia de la India.

La zona del casco antiguo, es precisamente la que más se destaca por su color rosado salmón, una tonalidad que según la tradición de Rajastán, trae buena fortuna.









En Jaipur, destacan edificaciones majestuosas como el Palacio Hawa Mahal, construido en el año 1799 como extensión de la zenama o harén real.



La cantidad de ventanas, en total 953, tenían la funcionalidad de permitir a las mujeres reales observar las calles sin ser vistas.

Además, la circulación del viento por las ventanas, le hizo ganar al palcio el nombre de Palacio de los vientos. Es el símbolo de Jaipur y uno de los mayores exponentes de la arquitectura Rajput.











































La muralla, que vemos en algunas de las imágenes, rodean por completo a la ciudad.

También en Jaipur, es famoso el complejo de observatorios astronómicos construidos en el año 1728 por el maharajá Jai Singh.

Desde el año 2010, fueron declarados como Patrimonio de la Humanidad.



Una ciudad dorada, Jaisalmer

Es el turno de una ciudad completamente dorada y modelada por la misma arena amarillenta que no muy lejos, se extiende en un desierto inhóspito en apariencia, pero que a pesar de su extensión, es uno de los más densamente poblados del mundo.

Por supuesto, no hay que imaginar grandes multitudes ni selvas urbanas.

Jaisalmer es uno más de los lugares increíbles en la parte central de Asia. Apodada como la "Ciudad Dorada", está situada en el estado de Rajastán, en medio del desierto Thar y sobre una cresta de piedra arenisca amarillenta sobre la que se esculpieran muchas de las casas y palacios de la ciudad.

Por ello, el matiz del poblado es amarillento y homogéneo:



Fundada en el año 1156 como capital del reino de la dinastía Jaisalmer, sus pobladores son descendientes de la casta BHATTI, una de las más numerosas de los los Rajputs.



La situación estratégica de la ciudad sobre una ruta comercial de caravanas entre la India, Egipto, Arabia, Persia y África, el lugar pudo desarrollarse y perdurar a lo largo de los siglos como un importante punto poblado en el desierto.



Sobre la cresta de piedra arenisca, está modelada una enorme fortaleza que bien podría pasar como un "castillo de arena", el Fuerte de la Colina Jaisal:



Al estar en el desierto, y casi en la frontera con Pakistán, la ciudad permaneció relativamente aislada hasta tiempos recientes, por lo que es notable el grado de preservación de las construcciones tradicionales de la ciudad:



La ciudad está plagada de muchas estructuras de atractivo cultural y turístico: grandes monumentos históricos como la fortaleza medieval de barro, conocida como Fuerte Jaisalmer:



El sitio que fue escenario de numerosas batallas, y está moldeado con paredes de arenisca que encierran un Palacio real (el Raj Mahal) y templos de una decoración exhaustiva e impresionante.







Además , existen numerosas mansiones privadas que antiguamente pertenecían a ricos comerciantes o banqueros conocidas como Havelis.





Entre ellos el havelis Patwon, un lugar que visitan turistas de todo el mundo por sus magníficos detalles de piedra tallada en los balcones (jharokhas), es un ejemplo magnífico de éste tipo de construcciones de piedra tallada.

En la ciudad hay numerosos museos y otras construcciones sorprendentes:



Caminar por las calles de la ciudad, implica internarse en un mundo que pareciera no haber cambiado en siglos.

Sin embargo, hay pequeños detalles que nos acercan al siglo XXI:













El mundo perdido de Zanskar

Zanskar es un territorio casi desconocido para el resto del mundo, al menos hasta hace apenas un par de décadas.

Imaginemos una serie de valles al margen de un río que modela uno de los únicos accesos a la región, amurallada de cordones montañosos a la escala del Himalaya.

El propio río al congelarse, fue por siglos el único modo de acceder a Zanskar.

De geografía aislada al norte de la India, es uno de los parajes más fríos habitados por siglos del planeta.



Situado en la mitad este del estado indio de Jammu y Cachemira, en un territorio perteneciente antiguamente a Guge o Tíbet oriental, Zanskar es un terrritorio atravesado por dos brazos del río Zanskar y por la cadena montañosa homónima, de una altura media de 6.000 msnm.

Zanskar, y sobre todo, su zona habitada, es uno de los territorio más aislados del mundo, rodeado de alta montaña. Por ello, el único modo de acceder por siglos, fue a través del propio río Zanskar, sobre todo, recorriendo un desfiladero estrecho y profundo por donde corre el río que llega a congelarse.











Siendo que la primera carretera que accede al lugar se construye en 1979, y que una vez integrado al Estado de la India en 1947, apenas se permite el acceso a extranjeros en 1974, Zanskar podría considerarse un “mundo perdido” donde los humanos se han adaptado a las condiciones extremas de la geografía y el aislamiento.

Mientras en las praderas y valles conviven comunidades de agricultores y criadores de ganado, en su mayor parte, Zanskar es un semi-desierto de altitud protegido de los monzones por la Gran Cordillera del Himalaya.







Los inviernos, son duros y largos, tanto como para considerar a Zanskar una de las regiones habitadas en continuo más frías del planeta.

Pero el propio frío, proporciona las mayores precipitaciones en forma de nevadas, aumentando los glaciares que en verano se derriten alimentando los cursos de agua.

Por todas éstas razones, apenas unas 13.000 personas viven en la región, practicando el budismo tibetano en su mayoría.









Existen entre los complejos religiosos, asombrosos monasterios como el de Phugtal, con más de ocho siglos de historia integrados a un acantilado de una garganta de un afluente del río Lungnak.

En el monasterio de Phugtal, viven unos 70 monjes.











En Zanskar hay algunas aldeas dispersas, siendo la más importante la capital Padum. Son gente autosuficiente y mantienen un mínimo intercambio de mercancías con el mundo exterior.

La escasez también ha profundizado una tendencia al crecimiento nulo de la población, bajo un sistema social basado en la poliandria, debido a la alta tasa de masculinidad, en donde varios hermanos comparten una misma mujer.

Además, las comunidades adoptaron una vida religiosa célibe que contribuye a la estabilidad de la población.





Zanskar, es gracias a su adhesión a la Unión India, uno de los últimos parajes que conserva la cultura tradicional tibetana casi intacta.

Cerrada a los extranjeros hasta hace pocos años, hoy vive un proceso de apertura en la que llegan turistas de un modo masivo.

A pesar del impacto, el derrame ha permitido financiar escuelas y restaurar imponente monasterios y carreteras, aunque los “invasores” no siempre son vistos con buenos ojos por los lugareños.



Chittorgarh, la fortaleza más grande de la India

Sobre una colina de 180 metros al sur de Bhilwara en Rajasthan, India, se encuentra el fuerte Chittorgarh, construido en el siglo VII.

Es el mayor de toda la India: sus dimensiones son descomunales (2,8 kilómetros cuadrados), rodeado de murallas que resguardaron por siglos construcciones también imponentes que incluyen templos, palacios y torres de hasta 37 metros de altura con detalles arquitectónicos sorprendentes.



Dentro de la fortaleza, se encuentra por ejemplo la torre “Vijay Stambha” (Torre de la Victoria), una imponente estructura de 37 metros del altura construida en el siglo XV para conmemorar una victoria del rey mewar Rana Kumbha sobre los ejércitos combinados de Malwa y Gujarat.

Completamente cubierta con ornamentos arquitectónicos, sus figuras reflejan gran parte de la iconografía indú, la torre se puede visitar y permite desde lo alto una gran vista de la ciudad de Chittorgah.

En el mismo complejo hay otra torre similar y más antigua, la Torre de la Fama.















A juzgar por las imágenes, el complejo de Chittogarth es un ejemplo más de las joyas arquitectónicas que guarda la India, y que apenas son conocidas para el turismo.

Sin embargo, a lo largo de siglos, lugares como el de Chittogarth han despertado la imaginación de visitantes y escritores durante siglos.



Jodhpur, una ciudad en azul

Jodhpur es una ciudad de la India sumamente atractiva en medio de un paisaje desértico: custodiada por un gigantesco fuerte en un cerro a 125 m de altura, entre numerosos palacios y templos, posee además una paleta de tonos azules en las fachadas de casas y comercios, lo que la transforma en una ciudad caóticamente encantadora: el sol que brilla radiante durante todo el año, ha sido una de las razones para elegir el tradicional color, por desviar el calor que siente en sus calles.

La otra razón, afirman, es que el azul suele ser efectivo a la hora de espantar los mosquitos.













Chand Baori: El templo de los mil escalones



El Chand Baori es uno de los primeros baoris construidos en Rajastán.

Los baoris son pozos en forma de tronco de cono invertido con varias terrazas unidas por tramos escalonados.

Es uno de los más profundos y más grande de la India.

Fue construido en el siglo IX , de planta cuadrada tiene 3500 pasos estrechos en 13 niveles escalonados y con mas de 30 metros de profundidad.

Uno de los lados esta formado por templos y habitaciones que servían a los rituales y a los servicios del pozo.

Se utilizaban tanto por motivos religiosos como para abastecerse de agua en invierno, la época seca.



La leyenda dice que fue construido en una noche y que tiene tantos pasos para que sea imposible que alguien recupere una moneda caída en el fondo del pozo.

Su imagen parece sacado del mundo imaginario, de esas figuras imposibles de M. C. Escher.

Está rodeado en la planta superior por una galería con arcadas.

La entrada se halla en el lado norte, donde hay una balconada y los santuarios, donde había varios templos con imágenes de Ganesa y Mahishasuramardini, o Durga, que actualmente se adoran en una pequeña capilla situada a la entrada del baori.